martes, junio 21, 2016

Ramona

Monobordado de Chiachio & Giannone

Texto coral de los alumnos de la Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas UNDAV en CIA.
Panzada de Leo y Dani nos dimos el finde pasado alumnos, profesores y amigos de Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas UNDAV en CIA.
Primero hicimos los deberes: leímos los textos críticos luminosos, certeros y desopilantes de María Moreno y Ariel Schettini sobre la obra monomental de Chiachio&Giannone. En la galería Pasaje 17, dirigida por Mariana César, nos esperaban los “gemelos monocigóticos imaginarios” (María Moreno) para regalarnos un viaje por su Monobordado. Conocimos cocinas, secretos, pespuntes y dobleces de su vida-y-obra, que en ellos es cinta de moebius. Disfrutamos admirados, nos reímos mucho y tomamos notas encendidas. A la mañana siguiente del sábado, todavía en estado vibrante de obra, el Dr. Adrián Cangi, director de la Maestría y profesor de Estéticas Contemporáneas 1, coronó la movida con cuatro horas de clase non stop reflexionando entre la vidaobra Ch&G.
Quedamos desbordados de tanta beyesitud. ¡Una monada!
Coro de impresiones ¡casi en trance! de los alumnos de la Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas UNDAV en CIA después de zambullirnos en el mundo Chiachio&Giannone.
Pespunte que descuece el canon 
Traición a la naturaleza, antinomias de artificios y teatralidad, desmesuras floridas en las que emergen todos los géneros y todas las especies. Lo doméstico y lo salvaje fundidos en la extravagancia me dan gracia. Entre el follaje veteado busco al salchicha camuflado. Sé que está, no puede no estar y cuando lo descubro toda solemnidad fracasa. Autoparodias desmesuradas me habilitan el ingreso a sus intimidades navideñas en tanto que prolijas taxonomías de colores en hebras y reveses de tramas domestican cualquier posibilidad de genialidad ex nihilo. Monobordado es demasiado para ser tomado en serio: ¡A celebrar!
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A la Sagrada Familia se la de(s)borda desde adentro. Punto cruz: nace un perrito; punto atrás: pululan los chongos. El punto se llama neobarroso y lo ejecutan los bordadores del rey travestidos de alegres mariposas hasta que sacan sus tijeras y cortan con ferocidad los hilos de la trama burguesa.
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Chiachio y Giannone no pueden hablar de su obra sin hablar del tiempo. Y realmente asombra saber cuánto llevan sus obras. Sin embargo, más allá de la cuestión cuantitativa, a mí me sorprendió el valor que le dan al tiempo como elemento en su bordado: es condición para la sinergia necesaria de un trabajo comunal.
A su vez ellos relatan que en pos de reducir esos tiempos buscan innovar en nuevas técnicas: por ejemplo, empezaron a estampar sus propias telas. Sin embargo, al poner en funcionamiento el nuevo proceso emergen cuestiones que vuelven a ralentizar y sostener ese tiempo que en el mundo contemporáneo parece infinito. Es la obra la que exige ese tiempo, y ellos lo saben; y aunque permanentemente se cuestionen buscando nuevas formas, la exigencia de cronos siempre se impone.
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El tiempo que se despliega en lo cotidiano con su sometedora vertiginosidad encuentra un escudo de resistencia en Monobordado. Un primer contacto con su obra nos desarma. Cae a pedazos nuestra estructura temporal. El conjuro es poderoso: es la Eternidad, o algo muy parecido. Es esa la asociación. Un no tiempo o un tiempo otro que nos convoca, que hace que nos deslicemos sobre una superficie de texturas y mundos impensados. Emociona. Las incontables horas de la labor están allí, todas. To – das – e - sas – ho - ras en las que se ve a los protagonistas de la obra, pero también a los hacedores, en una multiplicidad de espejos al infinito. Manos, colores, texturas, olores. Pero sobre todo ¡manos! Manos con las que se piensa, según ya sabemos: el pensamiento como un oficio de manos. Y en este caso son cuatro. Entonces la obra deviene tal por la gracia de una acción en comunidad con otro. La individualidad de lo que se hace se pierde en ese mar en el que me sumerjo. Pero ya no es el sentimiento oceánico, es la experiencia de enlazar–enlazarse dando vida. A “cuatro manos”, que podrían ser muchas más, en una experiencia orgiástica de creación.
Y no quiero olvidar el humor. La burla. La sonrisa de costado cargada de sospecha. Aparece por doquier. Hace bien e inquiere a la vez. No podría imaginar un gesto anticapitalista más contundente. Aparece entonces la palabra Resistencia. Esa, tan cara a nuestros días…. Así, “a cuatro manos”…
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Ch&Ch (Chacho y Chanone) aporta mucho para entender el lugar del concepto en el arte. Por lo menos a mí me ayudó a afianzar esta sospecha: de cuando el pensamiento se destila del comportamiento. Ellos viven, hacen lo que les da satisfacción, proyectan su deseo -supongo que también estudiarán y se formularán preguntas específicas-, pero es su forma de ser la que genera pensamiento. La obra no cumple con la idea. El concepto es como una nervadura de la obra y por eso es denso, simple, paradójico y… fuera de tiempo. Tiene todo…y a la vez no alcanza… ¡Obvio y por suerte! Así pueden existir otros artistas (yo, nosotros, por ejemplo).
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Éxito de crítica y taquilla. Dijo el público al salir de la obra: ¡Una muestra sumamente vital! Me recordó a Batato Barea y a Alejandro Urdampilleta de finales de los 80. ¡El mismo desparpajo, claro que mucho más prolijos, ordenados y limpitos!
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Mientras desde el fondo se escuchaba un socarrón y orillero: ¡Pespunte nomás, que descuece el canon!
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María Cristina Ares, Celina Campello, Claudia Carbonell, Daniel Oscar de Gregorio, Alejandra González, Juane Odriozola, Silvia Pritz.